miércoles, 14 de diciembre de 2016

Storytelling
Mario De Prati, el fundador de las tiendas por departamentos De Prati, en una etapa de sus inicios, el necesitaba nuevos textiles, ya no solo exportados desde Italia, sino algo para atraer más ciudadanos Ecuatorianos, algo que de la esencia del país. Todo esto debido a que su competencia Casa Tosi, el cual el fundador es su tío Carlos Tosi, quien le dio un préstamo para poder tener apoyó para su negocio, pero nunca espero que gracias a ese préstamo, Tosi tendría influencia sobre De Prati, así que necesitaba más clientela para poder, tener ingresos y poder pagar a su tío.

Mario partió de Guayaquil dejando a su mujer a cargo de De Prati, mientras que para su primer destino, que era Manabí a recorrer, la ciudad en busca de nuevos materiales, aparte de las vestimentas tradicionales costeñas, no encontró nada que llamara su atención, así que decidió ir a su siguiente destino que fue trasladarse a la capital del país, Quito, donde al igual que en Manabí, pero para suerte en su estadía logro encontrar un lugar donde crear una sucursal, y se quedó por tres meses para hacer todos los arreglos y preparativos para iniciar la construcción del local.

El siguiente destino de Mario fue ir a otro país de la sierra ecuatoriana, Cuenca, ahí Mario vio que Cuenca tenía un muy buen trabajo textil, así que se pasó de tienda en tienda, para saber cuál le podría ser de gran utilidad, así que su estadía duro 2 semanas, hasta que al fin encontró un lugar, donde encontró un lugar, que por alguna razón, nadie sabe cómo se llama, pero Mario vio potencial y les ofreció un trabajo como elaboradores de ropa para De Prati.

Al regresar a Guayaquil y en el lapso de un mes desde su trato en Cuenca, Mario obtuvo su primer envió cuencano, el cual apena lo obtuvo lo coloco en las muestras de ropa de su tienda, el producto fue tan bien recibido que la ropa cuencana, se vendió todo en menos de dos semana, y Mario logro con el tiempo recaudar el dinero para poder pagarle a Carlos.


Mario citó a Carlos a un almuerzo, en el cual le hablo que encontró un nuevo socio de ropa que trabaja para él, y que gracias a su venta de sus textiles, pudo recaudar el dinero para poder pagar lo que Carlos le presto. Carlos sorprendido y algo disgustado, no quiso recibir el dinero, pero Mario insistió, lo cual hizo que Carlos lo recibiera, y al despedirse le dijo a su sobrino, que espera que su tienda siga un buen camino, y se retiró, y Mario pudo llevar su negocio, y también después de un tiempo ganar en ventas a su tío que era su competencia.